El bronceado de Soles o Lucianita ...por Teseracto

>> sábado, 20 de junio de 2009



El asunto es que no sé porque salió esta poesía, pero trata de Lucianita, una de las tantas prostitutas adolescentes de latinoamérica que caen en nuestro país.


A las putas que no eligieron serlo
y también para las que dicen haberlo elegido...







El Bronceado de Soles o Lucianita


Faltaba más... y sería la duda
un trago de vidrio soplado.

También las almas etílicas
que sobran para los quemados,
(como pobres fósforos que buscan las yemas)
completaban una medida sobre la entrepierna.

No faltaban las lenguas ásperas
sobre las orejas lechosas de fango aquietado,
en donde corazones satisfechos sólo piden Soles,
mientras las monedas vuelan como las risas asustadizas
o mis ojos revueltos como pluma de almohada.

Tampoco faltaba mi libido que se retuerza sobre aquella piel
y que mis dedos juntasen cada tecla de ese instrumento desafinado,
que quieran llevárselas al teatro donde se sentían alaridos, aullidos y gemidos
de bocas blasfemas, curiosas o asquerosas...

Fangosos de amor que les falta orgullo o decencia
Recorrían el antro sostenidos de un whisky mojado
(como mi libido)
riéndose por detrás de la puerta del sanitario
y deseando a la piba que chupa un hielito sobre aquella banqueta.

(“Mirala como nos falta el respeto”…)
Son verdaderos demonios en su infierno chiquito,
las billeteras que rugen verdades,
como leones de domadores escuálidos
o sierras de carnicería barata.

Nada falta ni su miedo.

Su rimel se corría delicado
sobre pupilas que vibrantes se mean,
y entre futuros de lunas corrompidas
percatarse de su belleza era un cuento.

Podría ser mi musa después de besarla
(tiempo pasado),
pero lloraba mejor por los minutos que derrocharon
mis Soles gritones en una cama,
o el fósforos que roza sus uñas sonriendo... contando.

Sólo me faltaban las náuseas,
las juezas que me condenarían al infierno placentero,
después de los besos austeros de una boca blasfema
y demasiado pendeja.





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Sobre las 18 ... por Teseracto

>> martes, 16 de junio de 2009


Hola muchachos, estoy de nuevo con ustedes para dejarles una poesía que hice para mi taller de lírica... No se si es buena pero quiero compartirla con ustedes

Les cuento que está basado en una noticia que encontré sin querer en la pagina del diario. Acá está para que la lean... (es cortita no sean vagos)



Dedicado a las mujeres kamikazes...



Sobre las 18
(Práctica sobre las velas)



Las luces reales nos pintan poco,
prendamos velas negras y verdes que nublen


Amor,
que debe ser lo religioso
aquello que comentan,
cuando nos encuentran en una banquina.


Prendamos velas con carne,
Sí, quiero... si quieres
volvámonos grito una tarde
o dos velas verdes, sobre el camino.


¿Qué son los gritos religiosos
o los ritos de fuego loco?
Si uno nace humano y se vuelve brasa con poco combustible.
Si calcinado cuando te acuestas recreas al dedo sobre la hornalla.
Andá y hace la prueba:
la lluvia sin gasolina nada prende.


"Averiguación causales de muerte",
¿Quién escribió eso?
seguro que quiere seguir siendo humano
y amar a veces un poco,
acostumbrado,
a los besos tranquilos
y los gritos vivos,
si saber nada de gritos felices
o de desencarnarse sufriendo.


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Informe sobre ciegos ...por Sábato

>> lunes, 8 de junio de 2009

Autorretrato. Ernesto Sábato.

Extracto del "Informe sobre Ciegos"


No soy teólogo y no estoy en condiciones de creer que estos poderes infernales puedan tener explicación en alguna retorcida Teodicea. En todo caso, eso sería teoría o esperanza. Lo otro, lo que he visto y sufrido, eso son hechos.

Pero volvamos a las diferencias.

Aunque no: hay mucho todavía que decir sobre esto de los poderes infernales, porque acaso algún ingenuo piensa que se trata de una simple metáfora, no de una cruda realidad. Siempre me preocupó el problema del mal, cuando desde chico me ponía al lado de un hormiguero armado de un martillo y empezaba a matar bichos sin ton ni son. El pánico se apoderaba de las sobrevivientes, que corrían en cualquier sentido. Luego echaba agua con la manguera; inundación. Ya me imaginaba las escenas dentro, las obras de emergencia, las corridas, las órdenes y contraórdenes para salvar depósitos de alimentos, huevos, seguridad de reinas, etcétera. Finalmente, con una pala removía todo, abría grandes boquetes, buscaba las cuevas y destruía frenéticamente: catástrofe general. Después me ponía a cavilar sobre el sentido general de la existencia, y a pensar sobre nuestras propias inundaciones y terremotos. Así fui elaborando una serie de teorías, pues la idea de que estuviéramos gobernados por un Dios omnipotente, omnisciente y bondadoso me parecía tan contradictoria que ni siquiera creía que se pudiese tomar en serio. Al llegar a la época de la banda de asaltantes había elaborado ya las siguientes posibilidades:

1.° Dios no existe.

2.° Dios existe y es un canalla.

3.° Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia.

4.° Dios existe, pero tiene accesos de locura: esos accesos son nuestra existencia.

5.° Dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿En otras cosas?

6.° Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.

7.° Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.

Yo no he inventado todas estas posibilidades, aunque por aquel entonces así lo creía; más tarde, verifiqué que algunas habían constituido tenaces convicciones de los hombres, sobre todo la hipótesis del Demonio triunfante. Durante más de mil años hombres intrépidos y lúcidos tuvieron que enfrentar la muerte y la tortura por haber develado el secreto. Fueron aniquilados y dispersados, ya que, es de suponer, las fuerzas que dominan el mundo no van a detenerse en pequeñeces cuando son capaces de hacer lo que hacen en general. Y así, pobres diablos o genios, fueron por igual atormentados, quemados por la Inquisición, colgados, desollados vivos; pueblos enteros fueron diezmados y dispersados. Desde la China hasta España las religiones de estado (cristianos o mazdeístas) limpiaron el mundo de cualquier intento de revelación. Y puede decirse que en cierto modo lograron su objetivo. Pues aun cuando algunas de las sectas no pudieron ser aniquiladas, se convirtieron a su turno en nueva fuente de mentira, tal como sucedió con los mahometanos. Veamos el mecanismo: según los gnósticos, el mundo sensible fue creado por un demonio llamado Jehová. Por largo tiempo la Suprema Deidad deja que obre libremente en el mundo, pero al fin envía a su hijo a que temporariamente habite en el cuerpo de Jesús, para de ese modo liberar al mundo de las falaces enseñanzas de Moisés. Ahora bien: Mahoma pensaba, como algunos de estos gnósticos, que Jesús era un simple ser humano, que el Hijo de Dios había descendido a él en el bautismo y lo abandonó en la Pasión, ya que si no, sería inexplicable el famoso grito: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Y cuando los romanos y los judíos escarnecen a Jesús, están escarneciendo una especie de fantasma. Pero lo grave es que de este modo (y en forma más o menos similar, pasa con otras sectas rebeldes) no se ha revelado la mistificación sino que se ha fortalecido. Porque para las sectas cristianas que sostenían que Jehová era el Demonio y que con Jesús se inicia la nueva era, como para los mahometanos, si el Príncipe de las Tinieblas reinó hasta Jesús (o hasta Mahoma), ahora en cambio, derrotado, ha vuelto a sus infiernos. Como se comprende, ésta es una doble mistificación: cuando se debilita la gran mentira, estos pobres diablos la consolidaban.

Mi conclusión es obvia: sigue gobernando el Príncipe de las Tinieblas. Y ese gobierno se hace mediante la Secta Sagrada de los Ciegos. Es tan claro todo que casi me pondría a reír si no me poseyera el pavor.


"Sobre Héroes y Tumbas", páginas 214-216, Ernesto Sábato.

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El Dr. Sultán ...por Iscariote

>> martes, 2 de junio de 2009

El Dr. Sultán


"Hey, listen! Listen! Listen, man! listen, man!
I don't know how many you people believe in astrology...
Yeah, that's right...that's right, baby, I...
I am a Sagittarius... The most philosophical of all the signs...
But anyway, I don't believe in it, I think it's a bunch of bullshit, myself
But I tell you this, man, I tell you this, I don't know what's gonna happen, man,
but I wanna have my kicks before the whole shithouse goes up in flames...
Alright!"


(¡Che, loco! ¡Escuchen! No sé cuántos de ustedes creen en la astrología...
Sí, ¡así es, nena! Yo soy Sagitario, el más filosófico de todos los signos...
Pero de todos modos, yo no creo en eso, creo que es un montón de pelotudeces...
Pero les digo esto, loco, no sé que va a pasar...
pero voy a divertirme antes de que todo este lugar de mierda arda en llamas... ¡Vamos!)

Jim Morrison


Cuando llegó al pueblo el protagonista de nuestra historia, tras haber sido prácticamente expulsado de donde vivía anteriormente, no tuvo mejor opción que ponerse a laburar en el único periódico que había en el lugar. Sus primeros encargos fueron cubrir la actividad del clima en la zona rural, tales como registrar las mediciones de los pluviómetros y cosas por el estilo, pero como era un mitómano diagnosticado, siempre que volvía con los datos del comportamiento del clima en los últimos días, hasta el más zonzo podía darse cuenta de que todos estaban falseados y no tenían nada que ver con lo que pasaba en realidad.
La misericordia del editor le permitió quedarse y cubrir la sección de pronósticos astrológicos, para lo que nuestro héroe no tuvo el menor inconveniente, ya que usando un poco de imaginación propulsada por sus mentiras involuntarias, se mandaba unos desvaríos que ni el mismísimo “Corta y pega” del Dr. Bucay alcanzaría.
Tras unas semanas de relativa paz, los lectores del diario empezaron a llamar y a mandar cartas elogiando la precisión de las predicciones de su autoría, y él, ni corto ni perezoso, viendo que la fama de su horóscopo crecía, decidió ponerse un “consultorio” de astrología y empezó a llamarse a sí mismo el Dr. Sultán.
Y aunque hasta ahora todavía no es sabido si la exactitud con que sus predicciones pegaban en el blanco fue debida a un mero desfasaje estadístico de probabilidades azarosas o una especie de psicosis de sugestión colectiva que se dio en el pueblo tras un extraño caso que involucraba a la hija del Intendente, la verdad es que los vaticinios eran todo un éxito. Esta chica, la escandalosa hija del Intendente Rojas, quien era la diva designada del pueblo (a falta de abundancia de mujeres de familia respetable más o menos presentables), había sufrido un extraño accidente en las afueras del pueblo, del cual había salido afortunadamente ilesa, tal como lo pronosticaba su horóscopo del día: “Sagitario: un extraño acontecimiento desafortunado, cuyas causas están fuera del entendimiento y más allá de lo obvio, sucederá durante el día, pero la buena suerte se presentará y usted saldrá airoso de dicha situación”.
Resulta que durante la tarde, el viejo Domínguez daba una vuelta por su campo, cuando unos movimientos en los arbustos le llamaron la atención, y tras pegar los esperados alaridos de “¿Quién anda ahí?” decidió ir a inspeccionar. Cuan grande fue su sorpresa cuando detrás de la fronda encontró a la joven Rojas totalmente en pelotas, y tras inquirirle qué le había pasado, ésta le respondió que no tenía la más pálida idea y alegando una misteriosa pérdida de memoria le agradeció inmensamente que la haya encontrado.
Era muy obvio que la fatídica historia se iba a difundir en el pueblo más rápido que el chisme de la supuesta muerte de un famoso sano y salvo, por lo que la perspicaz jovencita no tardó en dar una declaración pública de lo sucedido y explicar que dando un paseo por el campo, le ocurrió el “extraño acontecimiento” del que el horóscopo ya le había advertido y que, tal cual como seguía la predicción, tuvo la suerte de ser rescatada por el viejo Dominguez, quien dicho sea de paso, obnubilado por los atributos de la Rojas, no pudo percatarse de cómo dos mecánicos desnudos del Taller de Díaz se escabullían furtivamente de la maleza.
Volviendo a nuestro, ahora denominado Dr. Sultán, hay que resaltar que la apertura del “consultorio” fue más que beneficiosa para la economía del amigo. Los pueblerinos acudían hasta a las horas más insólitas, solicitando consejo con respecto a la suerte que les tocaría en el, o los, días siguientes. Y en vista del progreso de la empresa, los pocos, pero certeros, conocimientos de mercadeo del eficientísimo Dr. Sultán no quedaron rezagados. Al poco tiempo se podían encontrar en venta en su local: amuletos, talismanes, atrapa-sueños, sahumerios, etcétera, etcétera. Y por supuesto, lo que significaba la publicidad que le brindaba a su negocio las predicciones del horóscopo del diario, hacía que él las redactara prácticamente gratis.
Pasaban los meses, y la fortuna amasada por el Dr. Sultán le permitió convertirse en el accionista mayoritario del único medio impreso del pueblo, el mismo periódico donde empezó a trabajar al llegar al pueblo, y convertirlo en una especie de catálogo de los servicios esotéricos que se brindaban en su establecimiento. La fama del consumo de astrología que había en el pueblo se propagó rápidamente a otros municipios vecinos y pronto empezó a arribar la competencia comercial. Esto mucho no le preocupó a nuestro personaje, dado el prestigio que implicaba ser el pionero del rubro en el lugar y la difusión asegurada de sus servicios.
Fue una noche que, relajado en la piscina de su casa nueva junto a dos hermosas aprendices recién llegadas de la capital, le sucedió la cosa más extraña: alzó la vista y miró al cielo, y cuando recordó que ese día había una conjunción astronómica entre Saturno, Júpiter, Marte, La Tierra, Venus, Mercurio y el Sol, fenómeno que no se daba hace dos mil años, su mente de golpe quedó totalmente en blanco y sólo después de unos largos minutos pudo volver en sí.
Vio a sus dos compañeras sobre él, tratando de regresarlo a la consciencia, e inmediatamente tuvo la visión de verla a una de ellas embarazada de él y a la otra hojeando los libros de contabilidad del negocio y haciendo nada bueno con ellos. No lo dudó un segundo, y de una patada en el traste las rajó de ahí. A partir de ese momento, no pudo cruzarse con una sola persona sin tener visones de su futuro.
A la mañana siguiente en el consultorio, el primer cliente fue el gordo García, quien fue a consultarle sobre la posibilidad de entrar al negocio de venta de repuestos para motocicletas con un primo que se lo había planteado como una gran inversión, a lo que el Dr. Sultán tuvo que recurrir como de costumbre a su mágica bola de cristal, que hasta ese día sólo le había entregado una deforme imagen invertida del cliente que se sentaba enfrente a él solicitando sus “talentos”, y otra vez, como la noche anterior, tuvo una imagen clara y nítida del futuro del que estaba con él. García, luego de unos minutos de esperar la respuesta de nuestro astrólogo, tuvo que darle palmadas en la espalda para que volviera en sí. Pálido, el pobre Dr. Sultán, lo único que atinó a decir fue: “ahora el negocio de los repuestos no está para arriesgar guita”. Así que García, más que satisfecho, le pagó la tarifa de siempre y se mandó a mudar.
El Dr. Sultán no podía entender cómo no pudo controlar su mitomanía ante una visión tan formidablemente despejada del futuro y darle ese consejo sabiendo que en dos semanas el primo de García entraría igual al negocio y monopolizaría la venta de repuestos del pueblo, ya que toda la mercadería de la competencia sería incautada por Gendarmería por graves irregularidades con el importador. Así, el día se convirtió en un verdadero calvario, viendo lo que precisamente le pasaría a cada una de las personas que entraban al local, pero diciéndole exactamente lo contrario, y lo más grave de todo: no pudiéndose explicar de dónde había salido esta extraña nueva capacidad que lo acompañaba.
Pronto la clientela empezó a desconfiar de las habilidades del magnífico Dr. Sultán, ya que, a diferencia de lo que tenía acostumbrado: tirar charlatanerías al voleo y sin fundamentos para endulzarles los oídos; ahora todos los pronósticos eran fielmente lo opuesto a lo que terminaría pasando. Al mes, las largas filas a la puerta de lo de Sultán ya no eran para pedir predicciones, sino para protestarle los catastróficos resultados a los que éstas conducían.
Desesperado por la situación, dónde esas largas filas ya empezaban a convertirse en hordas embravecidas, el Dr. Sultán no tuvo otra alternativa que ir a la casa de su amigo, el Intendente Rojas, en busca de asilo y protección. Ciertamente el panorama también lo afectaba al Intendente, ya que tenía que controlar la desestabilización social y económica del pueblo provocada por los calamitosos presagios, pero éste también tenía cuentas pendientes con nuestro mártir, al ser también uno de los damnificados de sus “anti-augurios”, por lo que le planteó protegerlo sólo bajo la condición de que le aclarara una duda que siempre le había picado en el fondo. Le dijo: “Vas a entrar a mi casa, sólo si ves en tu bola de cristal y me decís si mi mujer me es infiel o no”. En el acto salió el instrumento de adivinación del bolso, y Sultán le dijo con la mayor de las convicciones: “No veo que ni un solo hombre, aparte de usted, disfrute, haya disfrutado o vaya a disfrutar de la femineidad de su mujer”.
Nuestro querido Dr. Sultán nunca se imaginó que su mitomanía le resultaría tan útil en una situación donde quemaran tanto las papas, ya que no solo le constaba que la inquieta mujer del Intendente fuera infiel por su habilidad sobrenatural, ni por los alardes y bromas de más de la mitad de los hombres del pueblo, sino también por experiencia propia.
Y como era de esperarse, este escenario que nos presentaba al Dr. Sultán bajo el mismo techo con la entusiasta esposa de Rojas no tardaría en desenlazarse en el no muy feliz momento en que el Intendente los encontraría a ambos en comprometedoras circunstancias en su propia cama. Aparentemente la habilidad para ver el futuro le vino acompañada a nuestro protagonista con una increíble velocidad con la que pudo huir tanto de los balazos del caudillo del pueblo como de la iracunda chusma que acampaba afuera para lincharlo.
No es muy claro qué se hizo del desdichado Dr. Sultán, pero lo concreto es que nunca más se lo vio por aquellos pagos dónde tan popular y reverenciado fue en sus épocas doradas. Algunos rumores versan que en su raudo escape pudo manotear algunos de los miles de pesos que pudo amasar y que con ellos compró un título falso de Medicina y que ahora la ejerce ilegalmente en un aislado poblado del sur.

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Capítulo 7 de Rayuela ...por Cortázar


Rayuela. Capítulo 7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


Julio Florencio Cortázar



Para poder leer Rayuela On-line o descargarlo haz click aquí


Una pequeña descripción para el que no conoce el libro:

El amor turbulento de Oliveira y La Maga, los amigos del Club de la Serpiente, los caminos por París en busca del cielo y el infierno tienen su contracara en la aventura simétrica de Oliveira, Talita y Traveler en una Buenos Aires teñida por el recuerdo. El orden de una historia y el lenguaje para contarla es transgredido, resultando un libro único, abierto a múltiples lecturas, lleno de humor, riesgo y una originalidad sin precedentes.
Una novela experimental que puede ser leída en diferentes formas para producir varios textos, "Rayuela" concentra las obsesiones de Cortázar, el destino, el azar, el juego y lo surreal mientras que muestra la inefectividad del latinoamericano expatriado, en Europa. La novela que para algunos críticos marca el ascenso del Joycismo en la literatura latinoamericana. Después de la primera edición el libro no fue publicado por dos años aunque probablemente desde ese momento se han hecho cientos de publicaciones.

Espero que les haya gustado.


Si te da fiaca leerlo, acá lo tenés leído (en voz alta, obvio) por el mismísimo Cortázar:



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Mañana de Ebriedad ...por Rimbaud

>> lunes, 1 de junio de 2009


Mañana de ebriedad


¡Oh, Bien mío! ¡Oh Hermoso mío! ¡Charanga atroz en la que
nunca pierdo el paso! ¡Caballete hechicero! ¡Hurra por la obra
inaudita y por el cuerpo maravilloso, por vez primera! Empezó
con las risas de los niños, en ellas terminará. Este veneno va a
seguir en todas nuestras venas incluso cuando cambie el son de
las charangas y seamos devueltos a la antigua inarmonía. ¡Oh
ahora nosotros tan dignos de estas torturas! Recojamos fervientemente
esa promesa sobrehumana hecha a nuestro cuerpo
y a nuestra alma creados: ¡esta promesa, esta locura! ¡La elegancia,
la ciencia, la violencia! Nos prometieron enterrar en la
sombra el árbol del bien y del mal, deportar las honradeces
tiránicas, a fin de que trajéramos nuestro purísimo amos. Empezó
con algunas repugnancias y termina — incapaces de
capturar al vuelo tal eternidad —, termina en desbandada de
perfumes.
Risas de niños, discreción de los esclavos, austeridad de las
vírgenes, horror a las figuras y a los objetos de aquí, sagrados
seáis por el recuerdo de esta vigilia. Habiendo empezado con
toda la zafiedad, he aquí que termina en ángeles de llamas y de
hielos.
Pequeña vigilia de ebriedad, ¡santa!, aunque no fuera más
que por la máscara con que nos has gratificado. ¡Nosotros te
afirmamos, método! Nosotros no olvidamos que ayer glorificaste
cada una de nuestras edades. Tenemos fe en el veneno.
Sabemos dar la vida entera todos los días.
He aquí el tiempo de los Asesinos.


Jean Nicolas Arthur Rimbaud

Lee completa la obra de Rimbaud "Iluminaciones"

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