Índice y pulgar ... por Teseracto

>> lunes, 31 de agosto de 2009




Índice y pulgar

Imaginás el mar
y tus pies en una nube.
El sinfín imaginario corre entre latidos
y no estás para inspirar.

En la superficie,
un salvavidas se
co, amorfo:
derretido.

Tus brazadas te sostienen
(en lo profundo,
allá donde los besos fueron
siempre tuyos)
recordando eclipses
de una isla pe
ligrosa
o mágicamente exacta.

Pulgar,
el agua dispersa en tu universo
indice,
de un alfabeto inconexo.
El vacío de presión encierra
las ganas de espe
rar y de cubrirse insípida.

Callas a tu corazón con pesadillas
y rehúsas los oído
s como método.
(tu tamborcito no redoblará
en los festivales de mi sonrisa)
Sollozo perdido en la hondura
de una bañera.

Toces con tu mar.
Alquien golpea
y llora
detrás de una puerta.






Gracias a Viqui y a Iscariote...



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Capítulo 68 de Rayuela ...por Cortázar

>> martes, 11 de agosto de 2009

Rayuela. Capítulo 68

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

Julio Florencio Cortázar



Para poder leer Rayuela On-line o descargarlo HACÉ CLIC ACÁ


Esto es lo que dice Wikimierda del Glíglico:

El glíglico es un lenguaje creado por Julio Cortázar y presente en su novela Rayuela, cuyo capítulo 68, que evoca una escena erótica, está completamente escrito en él. Se trata de un lenguaje musical que se interpreta como un juego, además de ser un lenguaje exclusivo, compartido por los enamorados, que los aísla del resto del mundo.
Aunque a primera vista parece carecer de sentido, una lectura más detallada permite ver que en realidad es bastante comprensible. El glíglico tiene la misma sintaxis y morfología que el español, usando palabras normales con otras inventadas pero reconocibles como sustantivos o verbos, y puntuando correctamente las frases. Una posible fuente de inspiración es el Jabberwocky de Lewis Carroll. Hay posibles antecedentes entre los poetas de la vanguardia latinoamericana, como Vicente Huidobro u Oliverio Girondo.



Si te da fiaca leerlo, acá lo tenés leído (en voz alta, obvio) por el mismísimo Cortázar:




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